Mes: May 2019

BAR MANOLO “Arrempúa”

Manuel Luque Aguilar tuvo un bar en la Plaza de Andalucía, Plaza de José Antonio cuando lo abrió, y el apodo “Arrempúa” le viene de su padre, que también tuvo una tienda-bar en la calle de La Fábrica, y cuando la gente llamaba a la puerta, decía “arrempúa p´a dentro”.

Este bar se abrió en febrero de 1966 y desde un principio se decantó principalmente por el pescado como tapas: sardinas plancha, jureles fritos o a la plancha, boquerones y almejas salteadas. Fue el primero en poner las almejas a la plancha tapadas con una tapadera de olla.

Posteriormente, a comienzos de los años 70, con el aumento del nivel de vida, se dedicó principalmente a poner tapas de mariscos, como conchas finas, búsanos, caracolas, mejillones, gambas y cigalas, las que muchas venían moviéndose, vivas. Hay que destacar entre las tapas, aún hoy me lo recuerda mucha gente, las “conchas en caldo”, las cazuelas de gambas frescas al pil-pil, el caldillo de pintarroja, así como el pulpo frito y la pintarroja en adobo.

Entre su clientela habitual, podemos citar grandes clientes, hoy desaparecidos por desgracia, como Antonio Conejo, Antonio Porras, Frasquito “el Alcalde”, Sebastián Rivera, Pedro Sánchez, D. José Galindo y un largo etcétera.

D. José Galindo tenía la costumbre, cuando ya no quería más copas, de poner la copa boca abajo; y era imposible invitarle a que se tomara otra. También solía decir cuando lo invitaban, que era la mayoría de las veces, “Muchas gracias al padre del niño que me mandó el pavo”.

Otra anécdota digna de mención es la siguiente: Hubo una tapa antes de los años 70, que era un huevo frito, y aquí cabe recordar al Maestro D. Manuel Romero, que cuando caía la tarde-noche se escapaba diez minutos de la escuela y se hincaba un par de copas de vino y sus dos tapas de huevos correspondientes y salía pitando otra vez a reanudar las clases particulares con los alumnos y que tan buenos resultados dieron”.

El bar cerró en junio de 1988, pasando a ser un quiosco-heladería.

Estos datos han sido aportados por Manuel Luque Rodríguez “Lico”, su hijo.

Andrés Muñoz Cabello, mayode 2019

LOS BARES DE LA PLAZA Y ALEDAÑOS

Según la RAE la palabra bar, en su primera entrada, significa establecimiento en el que se despachan bebidas que suelen tomarse en el mostrador y procede del inglés bar, “barra”. Esta barra designaba , en su origen,a la había en la parte baja del mostrador para apoyar los pies.

Pero ciñéndonos a los establecimientos de nuestro pueblo, como en casi todos, antes eran llamados tabernas. Con el paso del tiempo y la ayuda de la publicidad pasaron a llamarse bares.

Dicho esto voy a publicar la “historia” de los bares de la Plaza y aledaños por ser algunos de ellos los más antiguos (alguno cuenta con más de 100 años). Historias y testimonios contados por familiares y propietarios de los que ya no existen y de los que aún existen, así como recuerdos de otras personas del pueblo y míos propios.

Mi agradecimiento a todos ellos.

BAR JIMÉNEZ

En el año 1916, el Ayuntamiento de Antequera estableció un arbitrio de bebidas a siete industriales de bebidas del pueblo -por un canon de 100 ptas. anuales-. Entre ellos estaban Juan Jiménez Luque y Vicente Pineda Jiménez, que casi con toda seguridad ya eran titulares de tabernas, antecedentes de los actuales bares. En aquella época, el Alcalde Pedáneo era D. Francisco Rivera Gutiérrez, que fue quien gestionó este impuesto ante el Ayuntamiento de Antequera.

 Mi amigo  «Pai»  (José Antonio Aguilar Ternero) me ha comentado en varias ocasiones que su bisabuelo tenía en lo que hoy es el Bar Jiménez, antes de que el titular fuera Juan Jiménez Luque, una fábrica de gaseosas.

Este bar, tal y como lo conocemos ahora, ha sufrido varias e importantes reformas, como se puede apreciar en las fotos adjuntas, aunque su situación siempre ha sido la misma, en plaza haciendo esquina con el Callejón.

BAR JIMÉNEZ

Me contaba Antonio “el Verruga” que en un principio solo constaba de la parte de la entrada, y que la parte del fondo se la compraron a la familia de Paco “el de D. Ramón”, con lo que el local adquirió la superficie que tiene ahora. Su dueño previamente se lo ofreció a los hermanos de Paco (Antonio y Juan), pero no era la actividad que ellos deseaban.

Tal y como yo conocí este bar, estuvo regentado por Francisco Jiménez González (Paco Jiménez) hasta 1971, año en que murió. A partir de ahí, se hizo cargo Antonio Báez Guardia “el Verruga”, ayudando a la viuda y a las hijas. En el año 1979 se casó con la menor de las hijas, Eulalia, y hasta 1985 él era el que llevaba el bar.

La vida de Antonio siempre ha estado relacionada con los bares, pues según me contaba, empezó con Andrés “el del Chinchán”, siguió con Pascual, La Bodega, Paco Jiménez y también en Alemania, donde estuvo un año y medio más o menos.

A lo largo de la historia de este bar han pasado por él muchos camareros: Francisco Ramos “Ramitos”, Manuel Fernández “el Tolete”, Antonio Báez “el Verruga”, José González “Güilcho”, Paco Rivera “el Bola”, Antonio “el Quiqui” y algunos más que me dejaré en el tintero, y hasta yo mismo, que en una época estuve de ayudante o aprendiz, sobre todo los fines de semana, para sacarme algunos cuartos.

En las ferias contrataba camareros extras para atender la demanda en las buenísimas noches en la plaza. Durante algunas ferias, Paco Jiménez y Manolo “el de la Bodega” contrataban orquestas con cantantes (animadoras) que hacían las delicias de todos los que allí estaban. Entre ellos estaban “El Galleta”, Federo, Antonio “Cencerro”, Fernando “el Tato” y Fernando “Sopas”.

Otra característica de este bar era que, durante varios años, Paco Jiménez vendía los billetes para el autobús de Juan Gutiérrez, que hacía el servicio de viajeros a Antequera.

Como todos los bares, disponía de mesas donde se echaban largas partidas de cartas y dominó, hasta que Antonio, con visión de futuro, las eliminó para modernizar el bar. También, como en otros, se jugaba a la cinquina, que se hacía en la sala de la primera planta que había mirando a la plaza. Al igual que su vecino y amigo Manolo, en las tardes de verano ocupaba un espacio de la plaza con mesas y sillas para escuchar los toros de la feria de Málaga. Los aficionados allí se divertían de lo lindo y al mismo tiempo hacían algún gasto.

Al desarrollo de la televisión también se sumó este bar, instalando un televisor en la segunda planta que le echó el dueño a principio de los años de los 60, con lo que ya había tres bares con salones dedicados a la televisión y, por qué no decirlo, también cierta competencia. Y lo mismo que en los otros, era obligado tomar una consumición o pagar una entrada que te daba derecho a ella.

Me contaba Antonio que la escalera, hasta la segunda planta tenía, y tiene, unos  40 escalones, que las noches de espectáculos los subía y bajaba muchas veces.

En esas escaleras me ocurrió un suceso, afortunadamente sin consecuencias. Como he comentado antes, a veces yo ayudaba en el bar, así que una noche en la que había bastante gente viendo la televisión, yo retiraba los vasos de las consumiciones y bajando las escaleras, con la bandeja llena, pisé la cortina que había a mitad del recorrido y fui de cabeza hasta la puerta de la cocina. A mi no me pasó nada, pero platos y vasos no quedó ni uno vivo.

Cuando ya pasó la fuga de la televisión y se generalizó su compra por muchas familias, el salón sirvió para celebraciones de bodas, comidas, bailes… En uno de esos bailes, las tardes de los domingos, creo recordar que Juan Leiva llevó un disco de un tal Bob Dylan, con una foto de este señor en marrón, al que yo no conocía entonces, y al que todos hacían grandes elogios. Incluso en algunas ferias y navidades se celebraban fiestas con conjuntos musicales  así como  fiestas de Fin de Año.La tuna de Vva.

Recuerdo especialmente una feria, creo que la de 1966 o 67, en la que tocaba el conjunto Los Gansos, de Antequera. Uno de sus componentes no dejaba de molestar en los descansos a una chica que estaba comprometida. Entonces, el novio y algunos amigos, un poco alegres, se dirigieron al músico y lo agarraron con intención de darle un susto, diciéndole: “Como no dejes a mi chica tranquila, te tiramos por el balcón”. A partir de ese momento ya no sufrió más molestias por parte del músico.

En este bar a lo largo de su historia han debido ocurrir muchas anécdotas y hechos curiosos a su dilatada clientela. Cuando comenzó Paco Jiménez a dirigir el bar, me contó Antonio que la primera máquina de café se la compró a Antonio Mérida “Higuerita”, que tenía una taberna en los locales que hoy ocupan la tienda digital y la peluquería de Salvi.escanear0012 copia

Cuando la barra estaba al fondo a la derecha, esta hacía un pequeño rincón al que llamaban el “rincón de los embustes”, ya que allí se reunían los cazadores y contaban sus batallitas sobre el día de caza, y, según decían, la mayoría de sus hazañas eran mentira.

Cuando Antonio hizo la primera reforma, situó la barra a la izquierda, con una magnífica plancha. Esta terminaba junto a una puerta que daba al patio y el rincón de los embustes se trasladó al final de esta barra.

Una anécdota que se repetía con frecuencia era la protagonizada por Francisco Ligero, “Paco el de la Alhaja”, que como medio de locomoción tenía un hermoso caballo y después, con la mecanización del campo, lo cambió por un tractor verde. Pues este señor, cuando estaba en el bar, era director de cine y contaba el guion de una película del oeste, que entre sus protagonistas tenía a mi primo Andrés y a Aurora Alba; pero a todo el que llegaba, cuando él estaba en función de dirección, le asignaba un nuevo papel en esa virtual película, como se diría ahora. Y esto se repetía cada vez que venía al pueblo.BAR JIMENEZ 1

Antes de que se me olvide, quiero hacer mención, aunque brevemente, a un personaje que siempre estaba rondando por el bar y la plaza, llamado “Cártama”. Era de estatura media, muy moreno. Yo lo recuerdo como limpiabotas, y se alojaba el patio del bar en una carbonera que tenía. Un día desapareció, y me dijo Antonio que se fue a Málaga con un hermano que era pintor, del que aprendió el oficio.

Este bar no solo tuvo buenos y grandes camareros, sino que para mantener a la clientela disponía una excelente variedad de tapas como filetitos a la plancha con majadillo (inventado por Paco Jiménez), chivo a la pastoril, mariscos y gambas, y, sobre todo en la época de Antonio y Martínez, una plancha siempre en funcionamiento que era la delicia de los que probaban sus revueltos, filetitos, sardinas, gambas y otras delicias.

Me decía Antonio que en ocasiones llegaba a tener hasta más de 50 tapas. Tanto él como su sobrino Martínez eran grandes conocedores de su clientela, pues al verte entrar por la puerta ya te estaban poniendo las bebidas que habitualmente tomabas, así como las tapas y raciones que más te gustaban. Aquí quiero hacer mención a dos maestras castellano-leonesas que estuvieron en el pueblo a finales de los años 70, eran Araceli y María Jesús, a las que al verlas entrar les decía Antonio: blanco gas y tinto soda, que era lo habitualmente tomaban en su tierra.escanear0007 copia

Pero para mantener la cantidad y variedad de tapas también había un gran equipo en la cocina, encabezado por su suegra Josefita además de “La Zapata”, Lucía “la Jimena”, María “la Ramita” y “la Chacha”.

A partir de 1985, el bar pasó por varios inquilinos: Pepe “el de los Baratos”, Pepillo “Gloria”, etc., así hasta 1986 u 87. Luego lo cogió su sobrino Antonio Báez “Martínez”, que siguió con la misma política tabernaria que su tío Antonio. Como él, gran cocinero y planchero, al que nunca le faltaba ni le falta la sonrisa. También tuvo a una muy buena cocinera, que era su madre, y como camareros a Antonio “el del Tejar” y José Aranda “el Negro” .Tras dejarlo “Martínez” estuvo La Peña de la Zanga durante unos seis años y posteriormente Antonio Romero y Margarita Sarrias, que estuvieron unos dos años.

Como Antonio no podía vivir sin el bar, a pesar de sus limitaciones, volvió a hacer una nueva reforma, dejándolo como está ahora y lo volvió a abrir ayudado por sus hijos Paquito y José Antonio, apertura que todos celebramos con gran júbilo, al que Juan Leiva le dedicó el siguiente poema:El retorno del Berruga

Desde 2010 está regentado por Salvador Muñoz Gutiérrez,”Salva” con un toque de modernidad y un gran surtido de tapas (a mí me encanta el montadito “el Lali”), vinos, cervezas y otras bebidas y un gran equipo, como se puede apreciar en las fotos adjuntas.

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Andrés Muñoz Cabello, mayo de 2019